HALT
Luis Rogelio Nogueras (La Habana, 1979)
Recorro el camino que recorrieron 4000000 de espectros
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño
cruje dolorosamente la grava.
Es Auschwitz, la fábrica del horror
que la locura humana erigió a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de nuestra época.
Y ante los edificios desiertos,
ante las cercas electrificadas,
ante los galpones que guardan toneladas de cabellera humana,
ante la herrumbrosa puerta del horno,
donde fueron incinerados, padres de otros hijos,
amigos de amigos desconocidos,
esposas, hermanos,
niños que en el último instante envejecieron millones de años,
pienso en ustedes, judíos de Jerusalem y Jericó,
pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
que estupefactos cantaron la hatikvah en las cámara de gas;
pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino
desde las colinas de Judea,
hasta los campos de concentración del III Reich,
pienso en ustedes, y no acierto a comprender,
cómo olvidaron tan pronto
el vaho del infierno
Recorro el camino que recorrieron 4000000 de espectros
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño
cruje dolorosamente la grava.
Es Auschwitz, la fábrica del horror
que la locura humana erigió a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de nuestra época.
Y ante los edificios desiertos,
ante las cercas electrificadas,
ante los galpones que guardan toneladas de cabellera humana,
ante la herrumbrosa puerta del horno,
donde fueron incinerados, padres de otros hijos,
amigos de amigos desconocidos,
esposas, hermanos,
niños que en el último instante envejecieron millones de años,
pienso en ustedes, judíos de Jerusalem y Jericó,
pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
que estupefactos cantaron la hatikvah en las cámara de gas;
pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino
desde las colinas de Judea,
hasta los campos de concentración del III Reich,
pienso en ustedes, y no acierto a comprender,
cómo olvidaron tan pronto
el vaho del infierno
El sábado, en muchas plazas de España, los ciudadanos nos volvimos a reunir con un grito unánime, tan desgarrador como la barbarie que nos convocaba, ¡¡¡ basta ya !!!. La autoridad de tantas voces anónimas es la única capaz de dotar de la fuerza necesaria a la "comunidad internacional" que demasiado a menudo se representa impotente. Las voces de los ciudadanos acabarán influyendo en los gobiernos nacionales que la conforman. España frente a la guerra de Irak es un buen ejemplo. Que siga cundiendo, hasta desterrar la barbarie del planeta.
1 comentarios:
Enhorabuena, josé maría, por tu blog... Ojalá cunda el ejemplo entre nuestros políticos!!
Un saludo!
Publicar un comentario