Cumplo mi tercer mandato como Secretario General de la
Federación Altoaragonesa. Han sido once años en los que he tenido el mayor
honor puede tener un militante socialista, representaros a todos, ser la cara
pública de nuestra organización y dirigirla, en este caso de forma colegiada,
con errores y con aciertos.
Por los errores que haya podido cometer quiero pediros
disculpas, en lo individual y en lo colectivo. De los aciertos pido que todos
os sintáis orgullosos, porque son vuestros aciertos y vuestro trabajo.
Más difícil es el capítulo de agradecimientos, porque lo
que realmente me pide el cuerpo es bajar de esta tribuna y abrazaros uno a uno
y una a una.
Recibid ese abrazo agradecido las trabajadoras y
voluntariado del partido, todos y cada uno de los miembros de la ejecutiva
provincial y los que habéis compartido también vuestro trabajo en las dos
ejecutivas anteriores, los comités electorales y los candidatos y las
juventudes socialistas, con una mención especial a los compañeros de mi
agrupación local de Fraga y Vicente Juan, su secretario general y amigo de los
de verdad.
Especial también para un grupo recudido con el que he
compartido un trabajo especial y que son mucho más artífices que yo de los
éxitos alcanzados, permitid únicamente dos menciones personales. A Marcelino
Iglesias, no sólo porque ahora es mi jefe en el Senado, sino por la confianza
depositada en mí persona y por haberme permitido ocupar un lugar en su equipo
en la etapa más brillante del Partido Socialista en Aragón y del Gobierno
Socialista en nuestra Comunidad. Y un abrazo especial para Miguel Gracia, el
gran hacedor, que estos días con su salud ha pagado la entrega y la dedicación
permanente a nuestra organización y especialmente a nuestra unidad que es lo
que a nuestro partido en Huesca nos hace verdaderamente peculiares.
Me duele no poder abrazar hoy a compañeros y compañeras
que durante este tiempo han dejado una impronta inolvidable en el socialismo
provincial y murieron “con las botas puestas”. Recibidlo en su nombre los
familiares y amigos.
Hoy elegiremos al nuevo secretario general y a su
ejecutiva, cuentan de antemano con mi disposición y mi trabajo, de forma
incondicional. A ellos y a vosotros os traslado un deseo de despedida. No
reblemos. Hay mucha gente que nos necesita. Los primeros los jóvenes, nuestros hijos. Hagamos
de la lucha contra las desigualdades nuestra bandera y de la esperanza nuestro
grito de guerra, para vencer el discurso del miedo. Porque saldremos de la
crisis si vencemos el discurso del miedo y ofrecemos un discurso de esperanza y
de compromiso.
Huesca, 14 de Abril de 2012