martes, 7 de mayo de 2013

LENGUA Y SENSIBILIDAD


Reconozco que anoche cuando leí la primera noticia anunciando que las Cortes de Aragón, con los votos de PP y PAR, crearán una nueva lengua en Aragón que se llamará LAPAO en sustitución de la Lengua Catalana, me invadió un ataque de ira y de ridículo a la vez.
 
Esta mañana, más sereno, he buscado referencias sobre las características de la LAPAO y únicamente Wikipedia ha podido ayudarme con la siguiente definición:
 
Lapão es un municipio brasilero del estado de la Bahia. Su población estimada en 2008 era de 26.684 habitantes. También conocida como capital de la zanahoria por ser el mayor productor del Brasil.
 
Nada más. Ni en el ámbito universitario, ni en el ámbito académico. Ni siquiera en el ámbito del asociacionismo cultural.
 
Si nadie lo remedia, pues, el jueves en Aragón nacerán dos lenguas nuevas, la LAPAO y la LAPAPYP, fruto de una mayoría parlamentaria muy ajustada, sin ningún aval académico ni universitario.
 
María Dolores Serrat, nacida en Ripoll (Girona, Catalunya) y médico forense de profesión, es la Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte que ha impulsado el Proyecto de Ley. Son las ironías del destino. Una médico forense, catalanoparlante de nacimiento, ha sido la encargada de inventar dos nuevas lenguas para adecuar la identidad aragonesa a las nuevas mayorías parlamentarias. Y lo ha hecho sin rubor.
 
Reconozco también que mi primer impulso ha sido escribir sobre lo aberrante y lo absurdo que llega a ser el fondo del asunto desde el rigor académico y cultural con el que debe abordarse un tema como éste. Pero me llama la atención Carlota con un comentario personal:
 
  Q tontría, q lo llame cóm quiera es ktalán y se akbó, + val q Rudi se preocup d cosas realmnt importants com la creación d empleo
 
Así es. El Gobierno de Luisa Rudi, ha hecho lo mismo con la Política Lingüística en Aragón que con el empleo, con la dependencia, con la escuela pública, con la sanidad o con la cohesión territorial entre las zonas rurales y la ciudad: imponer su ideología a costa de un grave deterioro social y cultural.
 
No conviene pues tratar el tema de la nueva Ley de Lenguas al margen de lo que está sucediendo en el proceso de escolarización, del cierre de los comedores escolares, de la reducción del número de maestros, del estrangulamiento económico a la universidad, del cierre de centros sanitarios, de los copagos impuestos a los pensionistas, del abandono de las personas dependientes, de los desahuciados, y especialmente de los miles y miles de aragoneses que estos últimos meses han perdido su empleo, ante un gobierno impasible.
 
Es la misma falta de sensibilidad. Quien no tiene sensibilidad hacia los problemas de la parte más débil de la sociedad, tampoco tiene sensibilidad hacia los derechos de los pocos aragoneses que tenemos una lengua propia, aunque nuestras lenguas sean patrimonio de toda la Comunidad.
 
Dicho de una forma mucho más cruel, el Partido Político que no tiene sensibilidad para evitar que un emigrante ilegal muera en España por tuberculosis, sin recibir una atención sanitaria que le ha sido negada por ser ilegal, no tendrá tampoco sensibilidad para evitar que la humanidad pierda una lengua minoritaria, privativa de Aragón, como es el Aragonés, aunque el Gobierno de Aragón tenga la competencia exclusiva y el compromiso internacional de preservarla.
 
Y el Partido Popular ha demostrado desde siempre que nunca ha tenido sensibilidad con las lenguas minoritarias en Aragón. Primero fué "habla en cristiano", luego "no hables chapurreao", más tarde "hablamos orienaragonés" y ahora "hablaremos Lapao y Lapapyp". En el fondo, se trata de una Ley de Lenguas dirigida a acelerar la agonía de las lenguas minoritarias, para satisfacer los deseos de quienes se han sentido incómodos en una sociedad plural y tolerante.
 
A ellos les tocará responder ante la historia sobre su responsabilidad y sobre el mayor de los ridículos que ha hecho un Parlamento.
 
Está claro que defendemos un modelo de sociedad diferente.