domingo, 22 de junio de 2014

LEALTAD







            El pasado jueves, 19 de junio de 2014, tuve el honor de asistir, en mi condición de Senador electo por la provincia de Huesca, a la sesión conjunta de las Cortes Generales en el la que el rey Felipe VI juró la Constitución, acto previo a su Proclamación como Rey de España.

            Creo que es la primera vez en la historia contemporánea de España en que la abdicación de un rey y la proclamación del nuevo se ofician de acuerdo con lo establecido por una Constitución democrática refrendada por el pueblo español. O lo que es lo mismo, esto sucede por primera vez doscientos años después de que las Cortes de Cádiz aprobaran la primera Constitución.

            Conscientes de la trascendencia de este momento, en mi partido y en mi grupo parlamentario se ha producido un intenso y enriquecedor debate sobre la posición a mantener en el trámite del “Proyecto de Ley Orgánica por la que se hace efectiva la abdicación de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I de Borbón”.

            Básicamente las posiciones fueron dos, la primera y mayoritaria partidaria de mantener el procedimiento establecido por la Constitución y facilitar la proclamación del nuevo rey Felipe VI. Y la otra posición, partidaria de hacer un gesto para dejar patente “el alma republicana” del partido socialista y al mismo tiempo urgir una actualización de la Constitución refrendada en 1978.

            Finalmente las intervenciones de Alfredo Pérez Rubalcaba ante el Pleno del Congreso y de Marcelino Iglesias en el Senado expresaron la lealtad del Partido Socialista con el procedimiento constitucional e hicieron un nuevo llamamiento a la necesidad de actualizar la Constitución mediante una reforma que debe nacer y tramitarse en el seno de las Cortes Generales, que debe concitar los mismos o mayores consensos y que debe ser refrendada por el conjunto de los ciudadanos españoles.

            Es cierto que este llamamiento a una reforma constitucional puede resultar políticamente ingenuo en un momento en el que el Partido Popular tiene una mayoría absoluta y arrasadora en las dos cámaras parlamentarias. Pero también es cierto que en España están sucediendo cosas importantes que están transformando profundamente la sociedad, que los 35 años de rodaje de nuestra Constitución nos han permitido ver sus fortalezas para favorecer la convivencia en paz y las carencias para afrontar nuevos problemas.

            En esta España de hoy, en el tercer lustro del siglo XXI, al mismo tiempo que las encuestas relatan una gran mayoría de españoles favorables a la monarquía como garantía de estabilidad en la convivencia, las calles y las voces, especialmente las voces jóvenes de los que llamamos la generación mejor formada de la historia, reclaman sin más demora una actualización de nuestro texto constitucional, incluida su parte orgánica.

            Actualización en su Título II, siquiera para suprimir la prevalencia del varón sobre la mujer en el orden de sucesión, pero también para considerar si una Jefatura de Gobierno con carácter hereditario no representa ya un anacronismo histórico en una sociedad madura y democrática.

            Actualización para que algunos de los derechos conquistados que nos hacen efectivamente más iguales, no puedan ser recortados por los gobiernos de turno cuando gozan de una mayoría absoluta, aunque siempre temporal.

            Y actualización para dar una respuesta dialogada a las tensiones territoriales que afectan seriamente tanto a la unidad de España como a la convivencia entre españoles.

            Se trata en definitiva de “reformar la Ley, desde la Ley”. Pero para ello es imprescindible que el Partido Popular, mayoritario en ambas cámaras acepte iniciar el procedimiento de reforma constitucional sin más demora.

            Es una cuestión también de Lealtad. De lealtad constitucional, sí. Actualizar la Constitución para prolongar la vigencia de nuestra Carta Magna.

El Partido Socialista ha sido Leal con la democracia, con la convivencia y con la Constitución, incluso en momentos muy delicados como éste. Le toca ahora al Partido Popular responder con Lealtad a lo que los ciudadanos y los nuevos tiempos reclaman.