El lunes por la tarde asistí a la firma de un convenio para el desarrollo rural en las zonas afectadas por embalses en Aragón, entre los presidentes de las Diputaciones Provinciales y el Secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu.
Se materializaba así una partida que incluimos en los presupuestos generales del estado para 2009 con el objeto de complementar con recursos adicionales el desarrollo rural en las zonas afectadas por embalses.
El agua es motor de desarrollo en todos los territorios. Para que el agua sea productiva hay que almacenarla, puesto que la mayoría de nuestros ríos son torrenciales. Durante muchos años en Aragón hemos vivido un intenso debate sobre las infraestructuras que debíamos realizar para aprovechar el agua que transcurre por nuestra tierra.
Primero fue un Pacto del Agua en 1992, firmado por todas los partidos políticos representados en las Cortes de Aragón y luego la actualización del Pacto en el año 2007 para adaptarlo a las nuevas directivas.
La actualización del Pacto del Agua busca el máximo aprovechamiento del recurso, pero modificando las viejas políticas que condenaban al exilio a los habitantes de las zonas donde se embalsaba el agua. Ahora se trata de almacenar el agua, en lo posible fuera del cauce de los ríos y hacer de los embalses polos de desarrollo también para los municipios donde se ubican.
Ayer en el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, se materializaron ambos objetivos. Por un lado las diputaciones recibirán del Ministerio 4 millones de euros que se destinarán a obras en 32 municipios para la creación de nuevos servicios municipales, instalaciones deportivas y redes viarias. Por otro lado, en el mismo acto recibimos la buena noticia de que el viernes se iniciarán las obras del Embalse de San Salvador, la alternativa a Santa Liestra, que será el mayor embalse que se construye fuera de cauce, sin afecciones ambientales ni socialies, en el que se almacenarán más de 120 hectómetros cúbicos para el sistema de riegos del Canal de Aragón y Cataluña.
Probablemente ninguno de los que participamos en el acto éramos conscientes de la trascendencia de los que estábamos viviendo: la materialización de una nueva y moderna política hidráulica que nos permitirá utilizar para el desarrollo de Aragón, el agua que transcurre por Aragón, sin afectar al medio ambiente y sin perjudicar unos territorios para favorecer a otros.
Por fín, pasamos de las musas al teatro.
martes, 22 de septiembre de 2009
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