Los portavoces de la Comisión de Fomento del Senado visitamos ayer las obras del Túnel de Alta Velocidad Ferroviario que el Ministerio de Fomento está construyendo en Barcelona entre las estaciones de Sants y Sagrera.
Se trata de la obra que permitirá unir por alta velocidad Madrid y París sin hacer ningún tipo de trasbordo. Avanzando al ritmo en el que se trabajaba ayer, no habrá ningún problema para que esta unión ferroviaria sea una realidad en el próximo año 2011.
Personalmente lo que más me sorprendió de la visita -dejando de lado mi adminiración por la tecnología con la que se está ejecutando la obra del túnel- fuerno las medidas de seguridad sobre el terreno y sobre los edificios en las inmediaciones del trazado del túnel.
Las obras no sólo han dotado de especial protección a dos edificios de Gaudí declarados Patrimonio de la Humanidad -el templo de la Sagrada Familia y la Casa Milá- mediante la construcción de sendas pantallas de hormigón de un metro y medio de grosor- sino de la instalación de un sofisticado sistema de sensores en edificios y en el terreno afectado por la excavación del túnel que permiten medir al milímetro y al momento, cualquier alteración y establecer cualquier medida adicional necesaria para garantizar su integridad antes, durante y después de la construcción del túnel.
Todas estas medidas de control han llevado a certificar a los ténicos de la Unesco que el impacto de la obra del túnel sobre el tempo de la Sagrada Familia es totalmente inapreciable.
Más de un debate en el Senado nos hubiéramos podido evitar si antes de acometerlo en la tribuna hubiéramos visitado presencialmente la ejecución de la obra.
