El pasado
jueves, 19 de junio de 2014, tuve el honor de asistir, en mi condición de
Senador electo por la provincia de Huesca, a la sesión conjunta de las Cortes
Generales en el la que el rey Felipe VI juró la Constitución, acto previo a su
Proclamación como Rey de España.
Creo que es
la primera vez en la historia contemporánea de España en que la abdicación de
un rey y la proclamación del nuevo se ofician de acuerdo con lo establecido por
una Constitución democrática refrendada por el pueblo español. O lo que es lo
mismo, esto sucede por primera vez doscientos años después de que las Cortes de
Cádiz aprobaran la primera Constitución.
Conscientes
de la trascendencia de este momento, en mi partido y en mi grupo parlamentario
se ha producido un intenso y enriquecedor debate sobre la posición a mantener
en el trámite del “Proyecto de Ley Orgánica por la que se hace efectiva la
abdicación de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I de Borbón”.
Básicamente
las posiciones fueron dos, la primera y mayoritaria partidaria de mantener el
procedimiento establecido por la Constitución y facilitar la proclamación del
nuevo rey Felipe VI. Y la otra posición, partidaria de hacer un gesto para
dejar patente “el alma republicana” del partido socialista y al mismo tiempo
urgir una actualización de la Constitución refrendada en 1978.
Finalmente
las intervenciones de Alfredo Pérez Rubalcaba ante el Pleno del Congreso y de
Marcelino Iglesias en el Senado expresaron la lealtad del Partido Socialista
con el procedimiento constitucional e hicieron un nuevo llamamiento a la
necesidad de actualizar la Constitución mediante una reforma que debe nacer y
tramitarse en el seno de las Cortes Generales, que debe concitar los mismos o
mayores consensos y que debe ser refrendada por el conjunto de los ciudadanos
españoles.
Es cierto
que este llamamiento a una reforma constitucional puede resultar políticamente
ingenuo en un momento en el que el Partido Popular tiene una mayoría absoluta y
arrasadora en las dos cámaras parlamentarias. Pero también es cierto que en
España están sucediendo cosas importantes que están transformando profundamente
la sociedad, que los 35 años de rodaje de nuestra Constitución nos han
permitido ver sus fortalezas para favorecer la convivencia en paz y las
carencias para afrontar nuevos problemas.
En esta
España de hoy, en el tercer lustro del siglo XXI, al mismo tiempo que las
encuestas relatan una gran mayoría de españoles favorables a la monarquía como
garantía de estabilidad en la convivencia, las calles y las voces,
especialmente las voces jóvenes de los que llamamos la generación mejor formada
de la historia, reclaman sin más demora una actualización de nuestro texto constitucional,
incluida su parte orgánica.
Actualización
en su Título II, siquiera para suprimir la prevalencia del varón sobre la mujer
en el orden de sucesión, pero también para considerar si una Jefatura de
Gobierno con carácter hereditario no representa ya un anacronismo histórico en
una sociedad madura y democrática.
Actualización
para que algunos de los derechos conquistados que nos hacen efectivamente más
iguales, no puedan ser recortados por los gobiernos de turno cuando gozan de
una mayoría absoluta, aunque siempre temporal.
Y actualización
para dar una respuesta dialogada a las tensiones territoriales que afectan
seriamente tanto a la unidad de España como a la convivencia entre españoles.
Se trata en
definitiva de “reformar la Ley, desde la Ley”. Pero para ello es imprescindible
que el Partido Popular, mayoritario en ambas cámaras acepte iniciar el procedimiento
de reforma constitucional sin más demora.
Es una
cuestión también de Lealtad. De lealtad constitucional, sí. Actualizar la
Constitución para prolongar la vigencia de nuestra Carta Magna.
El Partido Socialista ha sido Leal
con la democracia, con la convivencia y con la Constitución, incluso en
momentos muy delicados como éste. Le toca ahora al Partido Popular responder
con Lealtad a lo que los ciudadanos y los nuevos tiempos reclaman.
1 comentarios:
Muchas gracias José María por acercarnos desde tu reflexión al evento nacional, seguido por todos, de la proclamación de nuestro nuevo rey.
Acertada la palabra que has elegido para titular esta noticia que cuelgas hoy: Lealtad.
Como señalas, por esa lealtad a lo que creemos y hemos aprendido, por la lealtad a nosotros mismos, queremos y pedimos actualizar la Constitución para prolongar la vigencia de ésta. Porque queremos seguir defendiendo nuestra democracia, que nos permite vivir en libertad, porque queremos mejorar la convivencia y desarrollar medidas sensibles de apoyo para los que viven en circunstancias precarias, y no son pocos.
Ojalá nuestras voces lleguen donde deseamos que lleguen, a los representantes del Partido Popular, para que respondan con diligencia y lealtad a lo que los ciudadanos reclamamos.
Los españoles les han dado mayoría absoluta en las dos cámaras parlamentarias... por favor, ¡sean fieles a sus simpatizantes y/o afiliados!
Mójense señorías, consideren las necesidades vitales de quienes depositaron su confianza en ustedes y actúen sin más demora.
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