Participar como delegado en un Congreso Federal de mi Partido es siempre emocionante. En primer lugar porque asumes la representación de todos los afiliados de la provincia y en segundo lugar porque durante tres días te sientes implicado, junto con los delegados que representan a todo el territorio español y a nuestro partido en el exterior, en la tarea de definir las políticas de futuro que acabarán influyendo en la vida cotidiana de la gente a la que representas. Elegimos también, y no es menos importante, a los compañeros y a las compañeras de la dirección que serán los impulsores de estas políticas en el día a día.
Las emociones estuvieron a flor de piel en el Congreso del PSOE. Frente a las imágenes de bronca permanente que hemos visto en otras formaciones políticas, fue emocionante ver cómo los más de 900 delegados nos poníamos en pie para ofrecer un aplauso monumental a José Luís Rodríguez Zapatero y a Felipe Gonzáles cuando se fundieron en un prolongado abrazo. El nombramiento de Leyre Pájín como responsable de Organización Federal, la incorporación de Eduardo Madina a la ejecutiva, el discurso de Patxi López, el reconocimiento mediante una sonada ovación al trabajo de Pepe Blanco, la ovación a la presencia durante todo el Congreso de Alfonso Guerra, el afecto que toda la sala transmitió a los representantes de los agentes sociales, UGT, CCOO y CEOE. En fin una ebullición continuada de emociones que viene a resumir perfectamente las conclusiones del 37 Congreso Federal del PSOE: el Partido está más unido que nunca, quiere afrontar las dificultades del momento sin complejos y, sobre todo, quiere seguir impulsando codo con codo el Cambio que se inició en 2004 cuando José Luís Rodríguez Zapatero fue elegido Presidente del Gobierno de España, liderando la modernización de nuestro País y consolidando los nuevos derechos de los ciudadanos y las nuevas conquistas sociales.
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